En 1911, un grupo de arqueólogos descubrió dentro de una
tumba, un conjunto de joyas egipcias del año 3,200 a.C. Las joyas, que no
parecen más que pedazos de metal descompuesto (que en realidad lo son), son los
primeros artefactos de hierro conocidos en la historia de la humanidad. Son tan
viejos, que son anteriores al descubrimiento de la fundición de hierro.
¿Cómo?
Sí, después de que estas joyas fueran hechas, pasaron 1,500 años para que se
iniciara la fundición del hierro, y otros 500, para que el hierro remplazara al
cobre como material principal para la fabricación de artefactos.
No es de sorprendernos entonces, que su misterioso origen
haya mantenido a científicos y especialistas investigando las cuentas por más
de 100 años. Hoy, al fin confirman la procedencia del material: ¡Proviene de
Meteoritos!
¡Así es! Este descubrimiento nos demuestra que los egipcios
no sólo dominaban el trabajo de la herrería 2,000 años antes de la supuesta
“Edad de Hierro”, sino que dominaban el trabajo con hierro de meteorito, un
trabajo que requiere una técnica metalúrgica muy sofisticada.
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