En 1954 el poeta Chileno Jenaro Gajardo Vera se convirtió en el legítimo dueño de nuestro satélite conocido como Luna, al emitir ante un notario de Talca una escritura pública que constatara su dominio.
Gajardo publicó en el Diario Oficial tres avisos para que cualquiera que tuviera algún derecho sobre el mismo terreno tuviera la oportunidad de impugnar, pero nadie lo hizo.
Según el poeta, los motivos para poseer la Luna fueron en primer lugar, realizar un acto poético de protesta interviniendo en la selección de los posibles habitantes del satélite, ya que aspiraba a un mundo sin envidia, odios, vicios ni violencia; y en segundo, adquirir la Luna para formar parte del Club Social de Talca, el cual requería que los miembros tuvieran alguna propiedad.
Varias son las historias que brotaron de esta compra. Una de ellas narra el comunicado que el presidente Nixon le hizo llegar a Gajardo en 1969 a través de la embajada Chilena, en donde le pedía permiso para que descendieran los astronautas del Apolo 11. Sin embargo, no existe registro de tal documento por lo que muchos consideran esta historia una leyenda.
En el año 1967 las Naciones Unidas formalizaron la prohibición de la compra venta de objetos en el espacio ultraterrestre a través del Tratado del Espacio Exterior. Sin embargo, en 1980 el Estadounidense Dennis Hope, encontró una laguna en el derecho internacional y formalizó la compra de la Luna, dedicándose a vender parcelas lunares desde entonces y gracias a las cuales ha obtenido ganancias de millones de dólares.
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